La semana comienza, con ambiente festivo en honor de San Isidro Labrador. Le pedimos especialmente lluvia para este el tiempo de pri-mavera, en que los campos florecen y germinan las semillas para darnos el alimento oportuno.
La fe no deja a un lado el esfuerzo, la vida o el trabajo, si no que pone cada cosa en su lugar oportuno. San Isidro era un sencillo agricultor, que ofrecía el trabajo de sus manos y su propia vocación al “dueño del mundo”, que es Dios. Nos presenta el valor del trabajo humano bien hecho como ofrenda agradable a Dios, vivida en su matrimonio santo, y nos mueve a todos los que compartimos la vocación matrimonial, y la del trabajo a pensar que el trabajo y el amor humano son ba-ses fundamentales en las que se apoya la vivencia de la fe cristiana. San Isidro y Santa María de la Cabeza nos animan a ser fieles a Dios en medio del mundo
También vamos avanzando en el mes de Mayo, y la Virgen María nos anima a vivir éste mes en gratitud a Dios por “las maravillas que hace Dios en nosotros”.