La semana nos presenta dos Santos, bastante sanado-res. Por una parte vemos la figura de San Juan Bosco, un hombre entregado a la formación de los jóvenes, en especial de los más necesitados, mostrándoles que la sabiduría es un don y regalo de Dios, en los jóvenes de Turín. La marcada diferencia de clases, le llevo a diver-sas luchas en favor de una educación de calidad para los mismos, dando un gran valor a las artes manuales, des-de la comprensión de las materias básicas. En medio de una sociedad que quiere eliminar la educación católica de los Centros, San Juan Bosco nos demuestra, que sin Dios, no se puede llegar al conocimiento profundo de las diversas ramas profesionales.
Otro modelo es San Blas, protector de los males de garganta y sobre todo un gran instrumento de Dios para las personas, en su época y actual-mente, siendo reflejo de que la caridad es un reflejo del amor a Dios; no una caridad por limpiar nuestra conciencia, si no la caridad que va antecedida de la oración.
Hemos de buscar continuamente, la praxis de las obras de misericordia, tanto las espirituales: enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, dar buen con-sejo al que lo necesita, perdonar las injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, orar por los vivos y los muertos; como las corporales: visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer al ham-briento, dar de beber al sediento, dar hospedaje al pere-grino, vestir al desnudo, redimir al cautivo, enterrar a los muertos.