Devoción a la Santísima Virgen
Dios puso a su Hijo en manos de María, pidió su colaboración en la encarnación, en la redención y en la salvación de todos los hombres.
Hay muchas imágenes de la Virgen: del Carmen, del Rosario, de los Dolores, del Burgo, de la Paz, etc. Todas ellas son imágenes de la única y verdadera Virgen María, que está en el cielo en cuerpo y alma.
Entre las devociones a la Santísima Virgen destacan el Santo Rosario y el Santo Escapulario. En una revelación a San Simón Stock, General de los Carmelitas, en el siglo XIII la Virgen le prometió que quien muera llevando el Escapulario del Carmen no se condenaría.
Este escapulario debe ser impuesto por un sacerdote, y hay que rezar diariamente tres Avemarías. El escapulario de tela puede sustituirse por una medalla que lleve la imagen del Corazón de Jesús y la imagen de la Virgen.
«Recuerden los fieles que la verdadera devoción a María procede de la fe verdadera por la que somos conducidos a la imitación de sus virtudes» (L.G. 67) Acudimos a María para que Ella nos lleve a Dios.
El escapulario, es un pequeño signo que nos recuerda nuestra filiación, nuestra consagración bautismal y el compromiso de vida cristiana que supone imitar a María, perfecto modelo de entrega a Dios e intercesora nuestra.
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