¡Feliz Año Nuevo!, y no es una equivocación, ya que para los cristianos comenzamos con el Adviento el nuevo año litúrgico, que en ésta ocasión será del Ciclo B.
Esperamos la venida del Salvador con un adviento caracterizado por la esperanza alegre, pues Dios nos regala una nueva ocasión para ser personas activas en la historia de la Salvación. Quizá po-damos ser un gran Profeta como Isaías o Jeremías, proclamando en nuestras cercanías que Jesús va a venir, eliminando la importancia consumista, y poniendo más énfasis en el trato personal. Podemos ser como Juan el Bautista: saltando de alegría al reconocer a Jesús, ya cercano, e ir preparando “detalles” para Dios en la ora-ción o en los diversos sacramentos y ofreciéndonos a ser parte activa en el servicio.
Quizá la figura más característica, y ahora esta-mos en su Novena, es la Virgen María. Pura, Inmacu-lada y siempre sencilla nos muestra el camino de la ver-dad evangélica: solo en “el Fiat” (SI a DIOS) podemos vivir la llamada de Dios de verdad. No es una “heroína”, si no el referente de entrega generosa a Dios, que junto a su prima Isabel, nos enseña, que no hay una única edad para ser fiel a Dios, que en la juventud y en la madurez, hoy y mañana y siempre debemos estar933
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