Vamos avanzando en el camino de Adviento, y entre las diversas actuaciones que nos van dejando los profetas a trabajar, hay que seguir “ajustando nuestra mirada” en el horizonte de la Navidad.
Esta semana, celebraremos a Santa Lucía, una mujer de los primeros siglos del cristianismo, que se consagro en virginidad a Dios, recibiendo por ello el martirio de la decapitación. Ella no desistió ante los ataques a su pureza, e incluso, dice una tradición, que un joven se enamoró de ella, no durmiendo por las noches, a lo que la Santa respondió enviándole en carta sus ojos. Su patronazgo, muestra el servicio y el detalle de Dios: patrona de modistas, electri-cistas, invidentes, costureras, fotógrafos…Nos recuerda que debemos cuidar nuestra mirada, para no juzgar ni dejar llevarnos por las apariencias, si no que refleje-mos “el buen mirar de Dios”.
Otro Santo de esta semana, será el gran místico San Juan de la Cruz. Nos enseña a adentrarnos en la inte-rioridad, como lugar de encuentro con Dios.
Jesús nace para traer “la luz” a todas las naciones, para sacar al mundo de la oscuridad y de la confusión. Los cristianos debemos pre-pararnos. La corona de adviento, las luces en las calles…nos recuerdan que cerca está el que ha de ser “luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” como nos dice Simeón.