Uno de los anhelos más importantes del ser humano es compartir la vida y formar una familia donde vivir afectos esenciales, y establecer íntima relación con el ser amado, y desarrollar los valores de generosidad, abnegación, apoyo mutuo o protección. Pero la familia también puede albergar actitudes egoístas o incluso violentas que pueden romperla.
Las virtudes nos ayudan a alcanzar el máximo potencial que se tiene como ser humano. La familia es depositaria de las virtudes humanas más sinceras. Al conjunto de estas virtudes que se viven en casa las denominamos “virtudes domésticas”, entre ellas están: la fidelidad, el respeto, el perdón, la humildad, la generosidad, el amor al trabajo bien hecho, la escucha, la paciencia, el servicio, el orden, la responsabilidad paterno filial, la economía responsable, el apoyo en la debilidad, la espiritualidad, el acompañamiento en la enfermedad, la sexualidad como expresión sincera del verdadero amor.
La familia cristiana, formada por padres, hijos, hermanos, abuelos, (iglesia doméstica), es el ámbito principal donde vivir estas virtudes que dan alegría y seguridad.
En esta novena de la Virgen del Burgo, veremos cómo María vivió estas virtudes en su Familia. Con su ayuda y ejemplo, conseguiremos nuestro gran objetivo: dar nuestra mejor versión, humana y cristiana en nuestra familia. Iniciamos así esta Novena del 2022
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