Hoy empezamos la Novena de nuestros patronos San Roque y San Ezequiel. Ellos nos muestran una forma de vida en la que nos conviene fijarnos.
San Roque se hace peregrino para atender: pobres, enfermos y necesitados.
Atendiendo a enfermos, quedó contagiado de la peste. Se refugió en un bosque, allí un perro le llevaba cada día un trozo de pan que cogía de la mesa de su dueño. Este un día le siguió y halló a Roque, enfermo de peste y se preguntó: ¿Yo que soy cristiano no debo hacer lo mismo que hace mi perro, ayudar?. A San Roque se le invoca en tiempos de pestes, y por ser gran amante de los animales.
Que lección tan hermosa: atender a los necesitados de toda índole y cuidar la ecología en su totalidad.
San Ezequiel Moreno, alfareño, religioso agustino. En 1870 va a Filipinas, como misionero. Allí fue ordenado sacerdote. En 1893 en Colombia fue nombrado obispo, desempeñó su misión con eficacia y generosidad. Superó numerosos obstáculos. Murió de cáncer y se le invoca por los que sufren esta enfermedad. Tan cercano, tan nuestro: desempeñó la misión confiada por Dios, dio a conocer a Cristo con su vida.
Qué lección tan hermosa: vivir nuestra fe, siendo testigos y seguidores de Cristo, en la familia, en la sociedad. Ahí nos espera hoy el Señor a los creyentes . ¿Estaremos?