“Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos”. Es Simeón, quien nos muestra la actitud de quien se presenta con corazón sincero ante Jesús. La Festividad del 2 de Febrero, Presentación del Niño Jesús en el Templo, nos cuestiona nuestra propia aptitud cuando nos presentamos ante él en la Iglesia, cuando nos acercamos a recibirlo en los sacramentos. Nuestra Madre, la Virgen, nos enseña la aptitud de escucha y silencio; ella presenta a su hijo, y recibe a los que nos acercamos a la casa de Dios.
El modelo de San Blas, nos muestra cual es la aptitud de entrega a Dios en servicio total a los demás. Todo nuestro ser, nuestras palabras y acciones, deben bendecir a Dios: “Pon, Señor, en mi boca un centinela, un vigía a la puerta de mis labios.» (Salmo, 141) La virtud de la prudencia, de llenar nuestros corazones de Palabra de Dios.