Sabemos que el Segundo Domingo del Tiempo Pascual, el Papa San Juan Pablo II, lo instituyo como el “Domingo de la Divina Misericordia” ¡Es bonito ver que Jesús está vivo entre nosotros, no por que nosotros hayamos hecho una gran hazaña, sino por su amor hacia nosotros, y por su corazón lleno de ternura por la humanidad entera!
¿Qué nos invita a reflexionar, una de las más grandes Santas de la Divina Misericordia, Santa Faustina Kowlaska? En su libro “Diario”, en el numero 140, expone: “«El amor puro es capaz de grandes empresas y no lo destruyen ni las dificultades ni las contrariedades; si el amor es fuerte a pesar de grandes dificultades, también es perseverante en la vida cotidiana, gris, monótona. Sabe que para agradar a Dios, una cosa es necesaria, es decir hacer las cosas más pequeñas con gran amor, amor y siempre amor»”
De este modo, quizá podemos mirar a lo largo de la semana, las pequeñas cosas que podemos hacer en amor a Dios, y en las cuales descubriremos la Misericordia que nos ofrece.
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